Mi DUELO, un PARTO inesperado
- Clau Fonse
- 14 ene 2020
- 7 Min. de lectura

DUELO, del latín DOLUS, que significa dolor. 20 de Diciembre de 2019. Mi doctor me dijo esto...
- Hay riesgo de que tu bebé y tú sufran infección, así que tienes 3 opciones: esperar a que lleguen las contracciones, inducirte el parto o hacer una cesárea pronta. -
Y ahí, en ese momento, murió mi ilusión de un parto natural y de todos sus beneficios. Solo podía recordar todo lo que había aprendido de por qué no era buena una cesárea y me dio miedo, mucho miedo.
Sarita llegó a este mundo el viernes 20 de Diciembre de 2019 a las 10:35 pm, entre lágrimas, alegría, shock, música y sobre todo MUCHO AMOR.
Pero para mí, hasta hace unos días, vivía este duelo de no haber podido tenerla por parto natural, me sentía culpable, un poco como mala mamá y me enojé mucho con mi cuerpo, como hace mucho no lo hacía, me sentía fea, inútil y sentía mucho dolor, tanto físico como emocional. Lloraba casi cada noche e imaginaba cómo hubiera sido mi parto y entonces, me sentía peor.
Decidimos que fuera cesárea, porque algo dentro de mí me decía que era lo mejor, no quería que Sarita sufriera y pensé, esperar a contracciones cuando no he tenido y ya se me rompió la fuente, no es opción, no quiero arriesgarme a la infección y poner la vida de ambas en riesgo. Luego pensé en la inducción, pero había riesgo que se hiciera popis adentro y no supiéramos, y al final que todo terminara en cesárea, sabía que me me iba a sentir doblemente frustrada y la cesárea en sí, el riesgo de cualquier cirugía.
Esa semana desde el miércoles, algo dentro de mí me decía que Sara Vale estaba por llegar, no la sentía como normalmente y corrimos al doc a ver que estuviera bien. El jueves tuve 2 contracciones muy fuertes en la mañana y me emocioné, y para la noche, tuve otras 2 muy ligeritas, el viernes rompí fuente a las 6:30 am y ya nunca tuve contracciones, entonces fuimos al doc en la tarde y ahí empezó todo.
Cuando el viernes nos dio las opciones el doctor, empecé a ponerme muy nerviosa, obvio cualquier operación da miedo, pero nuestro doctor nos dijo algo donde me sentí muy apoyada: Haz caso a tu intuición de mamá, medítalo, tómate el tiempo en la tarde para decidir qué quieres hacer, tú eres la protagonista del parto y tú tomas las decisiones.
De alguna forma sentí el soporte, pero cuando volteé a ver a mi pareja, vi también en sus ojos esa angustia por ambas y los 2 decidimos rápido que queríamos cesárea, pero antes lo consultaríamos también con nuestra doula.
Hace unos días le decía a mi guapo: - Es que siento que contratamos al mejor equipo para nada, porque todo resultó al revés, el parto, la lactancia, nada ha salido como esperamos. - Pero él me dijo algo bien importante: - Más bien yo lo veo cómo qué pasaría si no los tuviéramos. -
Ese viernes antes de la cesárea fuimos a ver a Gaby, nuestra doula (que aquí dejo su insta para que conozcan lo maravillosa qué es @momandbabymx), y ella había pensado en hacer ejercicios para acelerar el parto de forma natural, pero al confirmar que había roto fuente, podía poner el riesgo a la baby y a mí, así que lo platicamos y su calma y amor nos hizo confirmar la decisión de la cesárea.
Después de verla, regresamos al hospital para ingresarme y ahí empezó la verdadera experiencia, fue todo tan rápido y empezó todo tan brusco, que me sentí invadida, sola y con mucho miedo.
Para empezar, me picotearon terrible las venas, algo que nunca en mi vida me había pasado, mi guapo estaba en el papeleo del hospital y no estaba a mi lado, no veía a ninguno de mis doctores, Gaby todavía no llegaba y me sentía observada por mil personas que no conocía, haciéndome preguntas, picándome, quitándome la ropa, quitándome mi intimidad y mi momento para estar en calma.
Quise meditar y respirar, no pude. Cada minuto llegaba alguien diferente a preguntarme mil cosas y solo veía el ir y venir de gente que no respetaba mi decisión en ese momento de poder estar tranquila.
Me enojé mucho, le grité a las enfermeras que ya no quería que me picaran y que si no sabían hacerlo, ya no lo hicieran, hasta que por fin vino alguien más y pudo hacerlo.
Ese día perdí mi calma, paciencia, todo, me desconecté mucho de mí misma y sentí terror al ir al quirófano. Vi a mi guapo un segundo antes de ir quirófano y recuerdo que en mi miedo le dije: cualquier cosa que pase, por favor que Sarita sea la que esté primero y esté bien, y lloré mucho.
Llegar al quirófano y seguir viendo gente que no conocía me hizo ponerme más nerviosa, Estaba temblando, de verdad temblando de pies a cabeza, no podía controlar mi cuerpo y cuando me dijeron que me iban a poner la anestesia, estaba llorando y temblando, estaba muy asustada. Creo nunca haberme sentido de esa forma y entonces vi a Gaby, mi doula y sentí que me regresaba el alma al cuerpo.
El tenerla ahí, que me ayudara a respirar, que me acariciara el cabello y que me dijera que pronto conocería a mi nena y que mi guapo estaba por entrar, me hizo calmarme más y sentir como si mi mamá estuviera conmigo, pensé en ella y que solo quería su abrazo, pero aún así seguía con mucho miedo.
Después, entró mi guapo y rompí en llanto, por fin vi a los doctores y me dieron muchas palabras de ánimo y amor. Gaby puso mi música y me fui relajando, le hablé a Sarita mientras todo pasaba, le dije lo bienvenida que era, cuánto la amábamos y esperábamos, y de pronto escuché su llanto, ha sido el sonido más hermoso que he escuchado, el que me dio alivio verdadero, porque ya estaba aquí y estaba bien, sentí como mi corazoncito se calentaba y sentí que los temblores de mi cuerpo se iban y sentí calor, sentí paz, mucho amor.
En seguida me la pegaron al pecho, nuestra pediatra estaba ahí y fue una hora maravillosa sentirla conmigo, alimentándose de mí, sentí solo AMOR, pegada a mi pecho, conectándonos y sintiendo que algo estaba haciendo bien y que estábamos ya los 3 juntos.

Sarita llegó con la canción de "Here comes de sun" (Aquí viene el sol), que nuestra doula nos puso en honor a su llegada y fue algo maravilloso. Las lágrimas de mi guapo llenaban mi frente y sentía como si fueran gotas de amor que me daban fuerza en ese momento y me sentí muy plena y feliz.
El verdadero reto, llegó días después. Herida de césarea, una baby queriendo comer a cada rato, dolor de cintura por la epidural, visitas, navidad, llanto, cansancio, desesperación y fue entonces cuando empecé a vivir la etapa de DUELO.
Primero no podía creer que hubiera sido cesárea, me negaba a la idea de que las cosas hubieran pasado así y después me enojé mucho conmigo y mi cuerpo, me dije cosas terribles y trataba de hablar conmigo misma y tratar de llegar a un entendimiento de lo que había pasado. Pero después, me deprimí demasiado.
Hubo días donde el llanto creo que lo podían escuchar mis vecinos y la gente de la calle. Un día vi un video de lo hermoso de un parto natural y no paré de llorar, me sentí muy triste y hasta llegué a sentir que mi niña no me quería porque no había podido tenerla de forma natural y empecé a tener problemas de lactancia.
He pasado por muchos retos estos días, no bañarme, dolor, llanto, sentirme fea, culpable, pero también muy feliz, enamorada y agradecida con mi guapo por su apoyo y amor incondicional.
Él me dice que soy hermosa, que soy una buena mamá, al principio no lo sentía, pero poco a poco he ido aceptando que todo lo que pasó, fue lo mejor para que mi nena y yo estuviéramos sanas y salvas. Cuando la huelo, la abrazo, la beso y me agarra con sus manitas, todo pasa y todo se vuelve maravilloso.
Estos días todo ha dio mejorando y ahora recuerdo las palabras de mi doc al terminar la cesárea: - Puedes estar orgullosa de ti misma, fue la mejor decisión que pudiste tomar, lo has hecho muy bien.- Y días después en mi primera revisión me dijo que la intuición de mamá no falla y que Sarita ya estaba con poquita popó adentro, así que le cesárea fue lo mejor y estuvimos super a tiempo para que todo saliera bien.
El duelo, viene del latín DOLUS que significa DOLOR y el duelo lo experimentamos no solo cuando se va un ser querido, sino también con cambios importantes en nuestra vida.
Los cambios fuertes a veces llegan con MUCHO DOLOR y otras tantas vienen acompañados de GRAN FELICIDAD, pero si algo he aprendido de todo esto, es que todos los CAMBIOS llegan con mucho AMOR y aprendizaje a nuestras vidas.
En el momento del DUELO es a veces complicado ver el aprendizaje de forma instantánea y tenemos que pasar por todas sus etapas para SANARNOS y sentir nuestro propio AMOR.
Hoy agradezco mi proceso, que es algo importante en cada DUELO, agradecerle también a este DOLOR, porque hoy me ha traído un AMOR increíble a mi vida y empiezo de nuevo a conectar conmigo.
A veces nos negamos a sentir, nos impedimos vivir el DUELO y nos saltamos la vivencia con tal de vernos fuertes o hacer ver que todo está bien, pero vivirlo, te conecta con tu humanidad, con tu propia esencia y te ayuda a ir más adentro de ti para realmente SANAR, conocerte y AMARTE más.
Esta ha sido mi experiencia, te la comparto con mucho amor y deseo que sea cual sea la etapa en la que hoy estés, te permitas sentir y conectar contigo para vivir tu dolor, tu alegría y tu aprendizaje.
Te quiero.
LOVE, LOVE, LOVE. Tu amiga y Health Coach Clau.

A mí me pasó algo parecido, esperaba y soñaba con la maravilla de poder tener un parto, permitirle a mi cuerpo terminar el milagro que había comenzado. Nunca desdencadené trabajo de parto, ni media contracción, también entré en pánico, ya estaba en la semana 41 y tampoco quería poner en riesgo la vida de mi hijo por mi sueño (que se sentía empecinado en ese momento) tuve miedo y pedí la cesárea. Hoy sé que fue lo mejor que pudimos decidir porque mi ginecóloga había calculado mal el peso del bebé, no le faltaba líquido sino que pesaba 4.150 kg en vez de 3kg; al verlo supimos que no podría pasar por el canal y probablemente habríamos sufrido los …